Esta semana han acordonado el Portal de los Terreros (también llamado anteriormente el Portal de la Botica y el Portal de la Reforma), según parece por "riesgos estructurales". En las fotografías que me han enviado no se perciben tan claramente estos riesgos y lo único que noto es algún desplazamiento en la zapata de madera de la columna poniente y cierto ligero pandeo de una viga, pero si las autoridades han decidido tomar la precaución de acordonar el sitio es porque seguramente tiene problemas graves.
Hagamos un poco de historia acerca de este portal ubicado en la esquina de la avenida Hidalgo y de la calle de Rivapalacio. Su origen parece remontarse a 1776, como refería una inscripción en la casa a la que está adosado. De hecho, los corredores del desaparecido patio de esta misma casa tenían las mismas características del portal, con sus basas de cantera, columnas panzudas de madera rematadas por grandes zapatas y su techumbre de viguería y terrado. Ciertamente durante la Colonia debieron abundar en Aculco las galerías soportadas por pilares de madera, aunque hoy no lo parezca tanto pues casi todas han sido destruidas. Quedan como ejemplos de ello en exteriores tan sólo este portal, la planta superior de la portería del antiguo convento, la reconstruida planta alta del Portal del Cinco de Mayo y la moderna entrada del casino del Lienzo Charro Garrido Varela.
La casa a la que pertenecía el portal fue construida por el comerciante Faustino Donato Ruiz Peña, el hombre más rico de Aculco en su época. Naturalmente fue una casa grandiosa, comenzando por su enorme superficie de diez mil metros cuadrados que ocupaban la propia casa, extensos corrales y hasta una pequeña plaza de toros. En el siglo XIX devino propiedad de la familia Martínez y luego fue partida en dos fracciones: una con fachada hacia la calle de Rivapalacio que compró don Abraham Ruiz y otra que abarcaba todo el frente hacia la calle de Hidalgo, que adquirió don Fermín Terreros. En esta última porción quedó incluida la accesoria esquinera y su portal. Porque, en efecto, el portal servía a la tienda y desde su origen estuvo destinado a darle marco. De hecho, fácilmente se advierte que para construirlo sobre una acera angosta, la tienda tuvo que construirse ligeramente remetida del paramento general de la casa.
Lastimosamente, tanto la casa de don Abrahan Ruiz como la de don Fermín Terreros fueron a su vez fraccionadas y en gran parte destruidas. De hecho, su degradación de este conjunto continúa hasta el día de hoy, algo que se advierte tan sólo con observar sus caóticas azoteas desde la Plazuela José María Sánchez y Sánchez.
Pero volvamos al portal. Éste se levanta sobre una pequeña plataforma que lo eleva sobre el nivel de la avenida Hidalgo. Posee tres columnas apoyadas en dados de mampostería sobre los que tienen sendas bases de cantera. El fuste de las columnas es abombado, lo que les da un perfil muy característico. Las columnas soportan una techumbre de viguería de madera con sus canecillos labrados, que desaguan tres grárgolas de cantera. Vale la pena comentar aquí que en una restauración realizada a este portal a principios de la década del 2000 se eliminaron inexplicablemente tres de las cinco gárgolas que tenía originalmente. Es posible que debido a ello la evacuación del agua de lluvia de esta azotea no haya sido el correcto y que en ello se encuentre la raíz de sus daños.
En fin, el portal de los Terreros tiene problemas y espero que las autoridades municipales los resuelvan pronto, sin permitir que este importante hito del centro de Aculco se deteriore más. Lo ideal sería, por supuesto, no un remiendo sino su restauración integral para asegurar su permanencia a largo plazo. Se tiene el magnífico antecedente de la restauración de las columnas y viguería de la potería del ex convento como ejemplo de la manera en que puede recuperarse un espacio con las características de éste.
 
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