domingo, 1 de enero de 2012
Una casa que yo me compraría...
El balcón de la casa de don Onésimo Serrano. Nótese el interior en ruinas de esta habitación.
Es una casa que yo me compraría... si tuviera con qué y si creyera que autoridades y habitantes de Aculco están comprometidos con la conservación del patrimonio arquitectónico de Aculco.
No es la casa más hermosa del pueblo, ni la más grande ni la más antigua -aunque ciertamente es hermosa, grande y antigua-. La venden. Su precio resulta sin embargo demasiado elevado para quien no pretenda hacer con ella un negocio redituable. O quizá sólo es cara para mí. No tiene en mi opinión la mejor de las ubicaciones: se levanta en la calle -casi callejón- de Riva Palacio, que es una de las vías del centro de este pueblo más lastimadas en su fisonomía por construcciones absurdas que la han degradado en toda su corta extensión (que va sólo desde la calle de Allende hasta la de Abasolo). En la estrecha calle, carente de banquetas, los vecinos suelen estacionar sus vehículos a toda hora estorbando el paso. La parte más valiosa arquitectónicamente de esta casa, la antigua, está prácticamente en ruinas... Y sin embargo, pocas casas de Aculco ofrecen como ésta la oportunidad de restaurarla y recuperarla.
Registro del censo de 1930 en el que aparece la familia de don Onésimo Serrano como residente en esta casa de la calle Riva Palacio.
La casa perteneció en las primeras décadas del siglo XX a don Onésimo Serrano, personaje destacado de nuestro pueblo que ocupó el cargo de presidente municipal en dos ocasiones, en 1918 y 1922. Años después, por matrimonio de su hija Victorina con don Luis del Castillo, la parte principal de la propiedad pasó a sus manos y las de sus descendientes, mientras que los amplios corrales que daban a la parte posterior y llegaban a la calle del Calvario (despúes Francisco Morales y desde 1947 Manuel del Mazo) fueron segregados y quedaron en posesión de otros de los hijos de Serrano. Así, muchos seguramente la recuerdan más como la casa de don Luis que como la de don Onésimo.
Fachada de la casa en la actualidad.
No conocí la casa en su estado original. En su situación actual es todavía una propiedad bastante amplia: 550 metros cuadrados según se anuncia. Desde su fachada se advierte que la construcción antigua tenía bastante dignidad y de ello es testigo el bello balcón neoclásico de cantera con cornisa sostenida apoyada en ménsulas, con un diseño que fue característico del propio Aculco, San Juan del Río y Huichapan. La reja que lo cubre, antigua también, está rematada por un adorno de hierro forjado, terminado en formas vegetales, que también se relaciona con otros ejemplos aculquenses. Por encima de este balcón asoman un par de canales curiosamente colocados en diagonal divergente, ya inútiles pues la azotea que desaguaban se ha derrumbado.
Estado actual del balcón. Nótese que el aplanado está dañado por la humedad y el muro está perdiendo la vertical por la misma causa, lo que provoca la torsión de la reja.
Subsiste también el antiguo acceso a la casa, con un enmarcamiento de cantera algo desgastado por el tiempo y la humedad, adornado sólo con un cornizuelo sobre el dintel, que parece ser mucho más antiguo que el balcón, posiblemente del siglo XVIII. Desde este acceso hacia la derecha, se advierte que la casa fue modificada: en la planta baja se abren tres ventanas modernas (la última a nivel superior que las otras) sin mayor adorno que un repisón. En la planta alta, se proyectan hacia la calle tres balcones de intención colonial cada uno sobre un par de canecillos de concreto y existe un par de pequeñas ventanas dobles. En esta ala la cubierta es una losa de concreto que se prolonga como marquesina.
Interior del ala modernizada, con sus arcos y pilares de ladrillo. Fotografía proporcionada por la inmobiliaria ACULCO TERRENOS.
Detalle de la fotografía anterior que muestra dos portadas antiguas que miran hacia el sur. La de la izquierda lleva ménsulas parecidas al balcón de la fachada.
El interior, distribuido como toda casa aculquense tradicional alrededor de un patio, refleja también esta mezcla de valiosos vestigios antiguos con transformaciones más recientes. Tras el cuerpo que forma la fachada principal se levanta un corredor doble de construcción relativamente reciente, con arcos de ladrillo de poca altura en la parte inferior y pilares del mismo material en la superior. Apenas una ventanilla de cantera que se abre al corredor bajo deja ver que aún quedan ahí muros antiguos. El cuerpo perpendicular a éste hacia el norte, mucho más sencillo en los soportes de sus corredores, muestra en cambio tres antiguas y hermosas portadas de cantera, una de ellas de diseño parecido al balcón de la fachada.
Los antiguos corredores del fondo del patio. Fotografía proporcionada por la inmobiliaria ACULCO TERRENOS.
Pero lo más interesante de este interior, por añoso, original y evocador, es el casi arruinado cuerpo que da hacia el oriente. Sus corredores están soportados por gruesos pilares de mampostería que se prolongan desde la planta baja, sin otro lujo que las molduradas zapatas de madera que soportan las vigas cargadoras. Al interior del corredor, una moldura hermosamente fingida en pintura parece hacer eco de aquellas zapatas. La planta alta, mucho más sencilla en sus detalles, tiene un pretil de mampostería en los intercolumnios, cubierta de teja sobre morillos, y da acceso a ella una interasante escalera de dos tramos y descanso, el primero paralelo a los corredores y el segundo perpendicular.
En este par de fotografías, la inferior procedente de la publicidad del restaurante Mesón del Viejo que estuvo instalado por unos meses en este lugar, se aprecia paret de la escalera que lleva a la segunda planta. Fotografía superior proporcionada por la inmobiliaria ACULCO TERRENOS.
¿Qué será de esta casa ahora que se venda? ¿El nuevo dueño será alguien que con buen sentido y amor a Aculco proteja y recupere lo que de antiguo guarda aún esta casa? ¿O será alguien que no vea en estas piedras viejas más que basura y arrase con todo lo que a nosotros nos parece, aún en su ruina, digno de ser conservado? ¿Dignificará ese nuevo dueño la fachada o, por lo menos, la conservara en su sencillez actual? ¿O, llevado por el espíritu mercantilista romperá sus muros para abrir locales comerciales (pollos rostizados, una tienda de regalos y una pastelería, casi lo puedo adivinar)? En fin, ¿contribuirá la venta de esta casa a la redignificación de la vieja calle de Riva Palacio o será un eslabón más de su progresiva degradación y con ella de este pueblo de Aculco, supuesto "Patrimonio de la Humanidad" que con gozo parece asistir desde hace varios años a la imparable destrucción de su arquitectura tradicional?
Una vista antigua de la calle Rivapalacio. A la izquierda, la casa de la que trata este texto.
La calle de Riva Palacio desde el cruce con Allende. A la izquierda destaca la casa de don Onésimo Serrano. Fotografía procedente del sitio soymexiquense.com
Un par de fotografías de la fachada de la casa, tomadas en 1997.
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