martes, 16 de junio de 2009

Don Lorenzo Díaz del Costero

Adornaba antiguamente uno de los salones de la casa cural de la parroquia de San Jerónimo Aculco, una serie de retratos de los sacerdotes que habían se habían desempeñado en ella como párrocos desde el siglo XVIII hasta principios del XX. Yo ya no llegué a ver aquella serie completa; cuando conocí los tres o cuatro cuadros que sobreviven, se hallaban sucios y arrinconados, sin recibir la menor atención. Actualmente, gracias al cuidado del señor Jorge Lara Morales, se encuentran en condiciones mucho mejores, colgados en los muros de la hermosa sacristía.

Decía arriba que han sobrevivido sólo tres o cuatro pinturas de la serie de párrocos de Aculco. La duda es porque existe un retrato (al parecer a tinta o lápiz) del padre José Canal -cura de Aculco de 1886 a 1906- que posiblemente no perteneció a esta misma serie, pues tiene características distintas. Los otros tres cuadros sí tienen mayor unidad, aunque se advierte que fueron realizados en distintas épocas. Esta vez hablaremos del que parece ser el más antiguo, el de don Lorenzo Díaz del Costero.

No sólo por sus cualidades formales este óleo denota ser el más antiguo de la serie, sino también por su historicidad, pues retrata a quien fuera el primer cura párroco de Aculco, designado como tal después de la erección de la parroquia decretada en 1759.* Es además, el más interesante por su composición entre los cuadros sobrevivientes.

Este cuadro muestra al personaje con la mirada dirigida al espectador. Los rasgos del sacerdote están reproducidos con sobrado ingenuismo, que el anónimo autor intentó captar quizá hasta la exageración. Ello puede apreciarse en sus grandes ojos marrones, grandes cejas, arrugas en el ceño y flequillo sobre la frente para disimular una ya no tan incipiente calvicie. Vestido enteramente de negro, con una capa del mismo color y alzacuellos blanco, entre sus manos sostiene un libro entrecerrado, cuyas hojas separa con el índice colocado entre ellas.

A sus espaldas, se extiende un fondo de color castaño rojizo, interrumpido sólo por una estrecha columnilla del mismo color y por un cortinaje rojo que cuelga a su izquierda.



En la parte inferior del cuadro, una cartela con enmarcamiento dorado simulado, todavía de estilo barroco, nos revela(desatando abreviaturas y corrigiendo ortografía) algo de lo poco que sabemos del personaje:

"Retrato del Bachiller don Lorenzo Díaz del Costero, primer cura propio y juez eclesiástico de este pueblo de San Jerónimo Aculco, cuyo cargo ejerció 11 años y 20 días con gran prudencia virtud de que lo dotó Dios y celo, procurando siempre la gloria de Dios. Falleció en la ciudad de México a 25 de marzo del año de 1772, de edad de 72 años y 7 meses. Está sepultado en el presbiterio de la iglesia imperial de Santo Domingo de México. Requiescat in pace."

Don Lorenzo parece haber sido "especialista" en recibir parroquias secularizadas recientemente, pues años antes de llegar a Aculco había sido el primer sacerdote diocesano de Xichú, Guanajuato, en 1751. Tuvo ahí dificultades con los indígenas, acostumbrados al trato y presencia de los frailes franciscanos. Sus parroquianos, insolentes y reacios a aceptarlo, incluso llegaron a faltar a misa.**

También en Aculco tuvo conflictos de alguna gavedad, como el que lo enfrentó con Juan Ignacio Ruiz cuando éste lo denunció "por agredirlo físicamente" en un pleito motivado porque el sobrino del cura, don Felipe Bustamante, se robó a una mujer, Gertrudis de Ribera.****

Hacia 1768, don Lorenzo tenía como vicario a su propio hermano, don Miguel Díaz del Costero. Un tercer hermano, de nombre José, probablemente también se ordenó sacerdote. Don Miguel dejó al morir recursos para la fundación de una "capellanía de misas", es decir, un capital cuyos intereses se entregaban al sacerdote elegido para que celebrara misas por su descando eterno. Las cláusulas de esta capellanía establecían como capellán propietario a don Manuel Hinojosa, ínterin se ordenaba sacerdote el bachiller José Díaz del Costero. Pero también ordenaban que a falta de capellán, el dinero se entregaría a alguno de los deudos de don Miguel que quisiera ser sacerdote, "guardando el orden natural de más o menos inmediación", y que a falta de parientes el heredero sería entonces "un niño, vecino de Aculco", y no habiéndolo "un niño pobre, natural de esta ciudad [de México]", pero nunca recayera en un sacerdote ya ordenado, "pues siempre deberá ser pobre y se ordene a título de esta capellanía percibiendo desde que sea nombrado los réditos para sufragar sus necesdidades "con sólo la obligación de mandar decir a la pitanza ordinaria de cuatro años una misa en cada día de los de las festividades de nuestra Santa la Virgen María, y otra día de la preciosísima Sangre de Cristo, con la precisa calidad de que se celebren en Altar de Ánimas, en cualesquiera Iglesia".*****

Que descanse en paz, aunque por un momento lo hayamos traído desde el olvido en que yace desde hace 237 años.
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* NOTA: En su obra El Arzobispado de México, pueblicada en 1901, el padre Trinidad Basurto escribió que el primer párroco de Aculco lo fue don Juan de Otero, sin que conozcamos sus razones para afirmarlo así, aunque pudo haberse confundido entre los apellidos Otero y Costero.
** William B. Taylor. Magistrates of the sacred: priests and parishioners in eighteenth-century Mexico. Stanford University Press, 1996, p. 86.

**** AGN, Indiferente Virreinal, caja-exp.: 5039-046. Criminal. Año: 1767, fs. 21.

***** "Mexico registros," imágenes, FamilySearch (https://www.familysearch.org/ark:/61903/3:1:3Q9M-CSDL-H9W3-N?view=explore : 13 sept 2025), Imagen 81 de 133; . Número del grupo de imágenes: 007984250. Ciudad de México (Mexico). Contaduría General de Temporalidades Puebla (México). Contaduría General de Temporalidades.

ACTUALIZACIÓN: 6 DE MARZO DE 2019

Existe en la John Carter Brown Library, de la Universidad de Brown en Providence, Rhode Island, una relación de méritos de don Lorenzo Díaz del Costero, que seguramente contiene muchos otros datos interesantes sobre su vida.

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