El crecimiento del turismo en años recientes ha causado una singular situación: quienes ofrecen recorridos por el pueblo no conocen muchas leyendas o sucedidos de Aculco, por lo que se los inventan sin vergüenza alguna. Quizá el mejor ejemplo es el de la "bruja de Aculco", un relato que nació hace pocos años, pero que se ha extendido como si fuera tradicional gracias a internet. Y la verdad no es que las historias falten, sino quizá que no les parecen lo suficientemente atractivas o no han encontrado la manera de narrarlas.
Hace quizá unos seis meses, tal vez más tiempo, un conocido me preguntaba precisamente por leyendas de Aculco. Le conté algunas y por insistencia suya prometí hablar en este blog de una historia que no había tenido oportunidad de poner por escrito, relacionada con un pacto con el diablo y un hombre que hablaba con los animales. Lo interesante de ella es que está registrada en documentos de 1773 del archivo parroquial. Espero les guste y que cuando les pregunten sobre historias aculquenses de miedo, se aprovechen de ella:
El 12 de junio de 1773, una aterrada mujer se presentó ante don Ignacio Claudio de Mendoza, cura párroco de Aculco. Se trataba de Manuela Gertrudis de Rivera, de calidad española, vecina del rancho de Toxindejé (conocido también como rancho de Almoloya, que había pertenecido a Gabriel Lorenzo Magos) y casada con don José Saldívar. Su intención era denunciar a un joven de nombre Alejandro, sin que se conociera su apellido, del rancho de Fondó, por "brujo, sacrílego o que tiene pacto con el diablo". Decía Manuela que Alejandro era culpable de que se hallara enferma "según parece de maleficio que le ha hecho por no condescender a torpes contratos" (un eufemismo por no decir que quería acostarse con ella), pues él mismo le había confirmado "que la tiene así, y que tiene poder para hacer eso y mucho más".
¿Qué más podía hacer el tal Alejandro? El mismo documento lo aclara:
Le ha dicho que él es del Infierno, y que tiene poder para hacer entender a los animales, como con efecto le consta a la que declara: que habiendo soltado un buey en el corral, lo oyó decir la que declara al buey preguntado por Alejandro: "Ya vendrá". Lo que le parece pudo percibir y entender don Cristóbal Basurto que al mismo tiempo iba llegando hacia la casa, y vio la que declara que los ojos se le anegaron de agua al dicho Basurto, y entendió ser por lo que había oído del buey.
Que en otra ocasión habiéndola amenazado dicho Alejandro, le dijo Chepa la mujer de Marcelino: "yo no he de venir asustada del agua" y al día siguiente habiendo ido a lavar la que declara oyó la voz del dicho Alejandro, aunque no lo vio, que decía "cójalo, allá va", y al instante vio la declarante delante de sí dos carneros blancos con astas que la querían embestir, y conforme alababa la que declara a María Santísima se retiraban dichos carneros, habiendo hecho el acometimiento de embestirle tres ocasiones, pero nunca le hicieron daño, y habiéndose ido para su casa la que declara, los carneros estuvieron a la vista de dicha casa hasta el anochecer. Que se fueron metiendo para el monte.
Y que algunas veces le ha dicho, y ahora en este tiempo le ha enviado a decir, que ha de tener algún dolor en parte señalada de su cuerpo, y que en efecto lo ha tenido.
Todo esto declaró la mujer bajo juramento, señalando "que no hace dicha denuncia por odio ni mala voluntad, sino únicamente por celo de nuestra santa Fe, y que no tiene otros documentos, no sabe que otras personas tengan noticia para justificar la sospecha contra dicho Alejandro".
El problema con esta historia es que no sabemos lo que sucedió después, si el cura de Aculco consideró que el caso ameritaba mayores investigaciones o simplemente archivó la declaración de Manuela Gertrudis. Como sea, nos legó la imagen de un personaje que con algo de dramatización se puede recuperar como leyenda local: la historia del misterioso y lujurioso brujo Alejandro de Fondó, que se decía venido del Infierno, capaz de hablar y hacer hablar a los animales, que enviaba un par de carneros blancos a atacar a sus enemigos (a los que se podía alejar lanzando alabanzas a la Virgen María) y ejercía maleficios sobre otros causándoles dolores en partes precisas del cuerpo. Es una buena historia y tiene casi 250 años.
NOTAS
La declaración de Manuela se puede consultar aquí: "México, México, registros parroquiales, 1567-1970," database with images, FamilySearch (https://familysearch.org/ark:/61903/3:1:9396-1Q9N-ZH?cc=1837908&wc=MGXY-MNL%3A164300601%2C164305102%2C165841601 : 21 May 2014), Aculco de Espinosa > San Jerónimo > Información matrimonial 1688, 1719, 1768-1770 > image 386 of 417; parroquias Católicas, Estado de Mexico (Catholic Church parishes, Estado de Mexico