En diciembre de 2016, el Fondo de Apoyo a Comunidades para Restauración de Monumentos y Bienes Artísticos de Propiedad Federal (FOREMOBA) seleccionó, entre otros proyectos a los que otorga recursos anualmente, el de la primera etapa de restauración del antiguo Mesón de Arroyozarco, que conocemos también como el Hotel de Diligencias. Este inmueble de fines del siglo XVIII, del que tantas veces he escrito en este blog, había caído en la última década en un estado de deterioro alarmante con la pérdida de cubiertas y entrepisos, lo que hacía necesaria una intervención.
Los trabajos de restauración tardaron bastente en iniciar. Cuando empezaron, con sorpresa descubrí que no las estaba llevando acabo el arquitecto Lázaro González Frutis, quien promovió la restauración, elaboró el proyecto que se presentó al FOREMOBA y gracias a cuyos buenos oficios se obtuvo una respuesta favorable de este organismo. Y la sorpresa del arquitecto debe haber sido mayor que la mía, pues me comentó que a él ni siquiera se le avisó que otra empresa se encargaría de la restauración. Es cierto que el Ayuntamiento de Aculco tiene total libertad para asignar el proyecto a quien mejor le convenga. Cierto también que la propia presidente municipal tuvo la iniciativa de acudir al FOREMOBA desde fines de 2015 o principios de 2016 para tratar el asunto de la restauración. Cierto asimismo que la elaboración y presentación del proyecto no lo comprometía de ninguna manera con la empresa de Frutis. Lo que me preocupa en realidad es que esta falta de cortesía limite la participación en futuros proyectos en Aculco de este arquitecto, a quien debemos sin duda las más trascendentes obras de restauración del patrimonio aculquense en los últimos ocho o nueve años.
Lo más importante, sin embargo, es que el Mesón de Arroyozarco por fin está siendo ya restaurado. Y no sólo eso, sino que el Ayuntamiento de Aculco ha estado promoviendo diligentemente la prosecución de la obra en nuevas etapas con diversas instancias estatales y federales. Si critiqué antes una descortesía, ahora no puedo más que elogiar de la manera más sincera la forma en que nuestras autoridades municipales se han propuesto sacar adelante la idea de recuperar un edificio tan valioso desde el punto de vista patrimonial, arquitectónico e histórico. Es de agradecerse mucho este interés de Aurora González Ledezma por darle nueva vida a un inmueble que hasta hace pocos años parecía ya condenado a la ruina.
Ahora bien, ahora que el Mesón está en vías de recuperación, creo que es muy oportuno insistir aquí en un par de cosas de las que ya he tratado antes aquí.
-La primera: estas obras deberían complemetarse con otras orientadas al mejoramiento profundo de la imagen urbana de Arroyozarco, de modo que se convierta en un marco adecuado para sus edificios históricos. No hablo de cosas muy elaboradas, sino de una imagen rústica y típica, propia del lugar. Así como la cabecera municipal de Aculco ha sido -en términos generales- ejemplo del compromiso con la conservación de la imagen urbana, Arroyozarco es hoy en día el ejemplo más deplorable de lo contrario. Todavía es tiempo de corregir esa situación y lograr en pocos años que Arroyozarco se convierta también en un punto agradable de recorrer y no sólo para visitar puntualmente el Mesón restaurado. Hacer de Arroyozarco un importante punto turístico del municipio.
-La segunda: entre la restauración del Mesón y la mejora de la imagen urbana, debe promoverse también la incorporación de Arroyozarco a los puntos incluidos en el Camino Real de Tierra Adentro como Patrimonio Mundial de la UNESCO. Tendría todo para lograrlo, ya que se encuentra ya en la lista indicativa para su incorporación y lo que lo impidió en el pasado fue precisamente la falta de programas para la recuperación de los edificios históricos y su entorno.
Finalmente, les presento algunas fotografías del estado previo del Hotel de Diligencias y de las actuales obras de restauración.