Hace ya mucho tiempo escribí en este blog acerca de la Casa del Puente, una de las grandes casonas virreinales de Aculco, que fue estúpidamente demolida en la década de 1960 para dejar en su lugar prácticamente un baldío. Sobrevivieron apenas el portal que da a la plazuela José María Sánchez y Sánchez, su gran acceso enmarcado en cantera que se abre hacia dicho portal, unas habitaciones hacia la calle de Iturbide que también acabaron por desaparecer años después y, al interior, el cuerpo de construcción de mampostería de piedra blanca, tezontle y "piedra maciza" que albergó un día su escalera.
Pese a su ruinoso estado actual, los restos de esta señorial escalera todavía nos sirven para imaginarla en su mejor momento. Conserva, por ejemplo, el arco carpanel de acceso desde el patio, apoyado en un par de capiteles de orden toscano en cantera de buena factura. A su izquierda se observan dos vanos: el superior parece corresponder a la ventana del rellano; el de la parte baja a un acceso semienterrado a los sótanos que tuvo esta casa y que la distinguían entre todas las casas del pueblo.
Al interior de este cubo se observa un amontonamiento de piedras que quizá son los restos de la propia escalera, si bien los escalones de cantera fueron reutilizados al parecer en la fachada de un inmueble nuevo que se construyó parcialmente en su sitio. Al fondo se abre todavía el hueco de una alacena que se ubicaba en el descanso de la misma.
En el extremo opuesto y también bajo el arco de acceso se pueden ver todavía los restos del aplanado de cal y arena que cubrió en su totalidad sus paredes. Conserva este aplanado restos de policromía de diversas épocas y colores. El más antiguo corresponde quizá a a una capa de color amarillo con sillares fingidos que más tarde se cubrió de azul y al final de su existencia se adornó con un guardapolvo rojizo, época en que también se pintaron de ese color el arco, las pilastras e incluso los capiteles de cantera.
Escalinatas de esta importancia en Aculco sólo las hubo en el convento y en el Hotel de Diligencias de Arroyozarco. Por ello es más de lamentarse su pérdida, más cuando correspondió a una casa que fue por muchos otros motivos verdaderamente excepcional.