En el último post del blog Aculco, lo que fue y lo que es, les hablé un poco acerca de las capillas-oratorio otopames, su área de distribución en por lo menos cuatro estados de nuestro país (México, Hidalgo, Querétaro y Guanajuato) y presenté el caso particular de una de estas edificaciones que visité recientemente en el pueblo aculquense de La Concepción. También comenté entonces que esa capilla-oratorio, aunque es la única que conozco personalmente, no es por fortuna el único ejemplo que subsiste en Aculco, sino que, por el contrario, el Catálogo de Monumentos Históricos del INAH recoge la existencia de por lo menos diez más. Aunque la versión en línea de ese catálogo tiene muchos problemas que dificultan su consulta y, sobre todo, confunde con demasiada frecuencia la localización de los edificios históricos, quiero presentarles esta semana las fotografías de dichas capillas-oratorio tomadas del mismo. Es probable que al sugerir la ubicación de alguna de ellas me equivoque y por ello les ofrezco disculpas por adelantado.
Esta primera capilla se ubica, según el catálogo, "a 2 kilómetros al norponiente del templo de la Concepción", lo que parece cierto pues el paisaje corresponde a las inmediaciones de la gran barranca que separa a Querétaro del Estado de México. A simple vista la capilla es un pequeño edificio con cubierta a dos aguas (que debió ser de teja y hoy es de lámina), con una pequeña cúpula sobre el presbiterio y cruz en el hastial. La entrada principal es un arco quizá de cantera y en su costado tiene un ojo de buey aparentemente mixtilíneo. Delimita el atrio una rústica barda de piedra y en él se levanta una cruz atrial de cantera sobre su pedestal.
La segunda capilla-oratorio se encuentra también en La Concepción, a "1 kilómetro al nororiente" del templo del lugar. Es posible que sea el edificio que llaman localmente "la bóveda" (al que me refería en el post anterior), pues se trata precisamente de una construcción con bóveda de cañón. En la fotografía del catálogo su apariencia es de abandono, pues la barda atrial se observa parcialmente derrumbada y los arbustos parecen competir con la cruz del atrio por el espacio. Poco más que eso es visible en la fotografía, pues tan sólo asoma la parte superior de la portada de cantera en forma de arco y un entablamento que se extiende hasta la cornisilla, modelo que siguen casi todos los edificios que veremos.
Esta capilla-oratorio, la tercera, parece ser que se levanta en las inmediaciones del pueblo de San Antonio, "a 100 metros al norponiente del panteón" (lo que ciertamente contradice al plano que el mismo catálogo muestra). Es un edificio de planta rectangular y cubierta a dos aguas, edificado en piedra y con portada en forma de arco, seguramente de cantera pero que ha sido encalada. Tiene cruz atrial, que se yergue sobre un basamento de dos cuerpos, pero la barda que rodeaba el atrio se ha derrumbado. Unos árboles añosos, al parecer tepozanes, dan sombra a este atrio.
Esta capilla, ubicada a "1 kilómetro al suroriente del templo de San Pedro Denxhi", es quizá el más importante del conjunto de oratorios familiares otomíes de nuestro municipio. Por su aspecto exterior es equiparable a algunas de las más bellas capillas de Tolimán, Querétaro, incluidas en la lista del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO bajo la denominación "Lugares de memoria y tradiciones vivas de los otomí-chichimecas de Tolimán: la Peña de Bernal, guardiana de un territorio sagrado". El oratorio es de planta rectangular, cubierto con bóveda de cañón y apoyado en contrafuertes en su exterior. Una cruz corona la portada y la barda atrial de fuerte mampostería limita el recinto. Una sencilla decoración resalta la curvatura de la bóveda y es indicio de que, quizá, el interior guarda también algún tipo de ornamentación. Según el Catálogo, se trata del "oratorio del Señor de la Humildad".
Esta quinta capilla-oratorio, afirma el Catálogo de Monumentos Históricos del INAH, está a 1 kilómetro al sur del templo de San Antonio. Como ya habrán observado los lectores, existen básicamente dos tipologías de estos edificios en Aculco: una más sencilla con cubierta de teja a dos aguas y otra un poco más lujosa con cubierta de bóveda de cañón. El oratorio que ahora vemos es del tipo sencillo, y tanto que ni siquiera hay indicio de que sus paredes de piedra hayan estado alguna vez aplanadas. El muro del atrio es también muy rústico y encierra una superficie muy pequeña, menor incluso que la de la propia capilla.
Vemos aquí nuevamente una capilla con bóveda de cañón, que se encuentra dos kilómetros y medio al sur del templo de san Pedro Denxhi. Es por esto del tipo más suntuoso, y si en las fotografías anteriores no era posible observar libremente la fachada principal de las otras capillas, aquí podemos apreciarla en toda su bella sencillez: la curva de la bóveda, sin más transición, da forma al imafronte, que remata una cruz de cantera adornada con un adorno temporal de cucharilla. Sobresalen a los lados los gruesos muros que soportan la bóveda, dándole a la fachada un perfil mixtilíneo. El arco de entrada, de cantera encalada, es un arco muy sencillo en el que sólo resaltan las basas de las jambas y sus impostas. A los lados, más que verse se adivinan los fuertes muros del atrio. Quizá la advocación de este oratorio es la de "Santiaguito".
Una séptima capilla, vista sólo lateralmente, nos permite suponer que al nivel del contrafuerte que soporta el muro lateral existe en el interior un arco que divide en dos partes la nave, precisamente a la manera de varias de las capillas queretanas de Tolimán, que, como ésta, se cubren con bóveda de cañón. Salvo la cruz del hastial y las paredes de "piedra sobre piedra" del atrio, es poco más lo que se puede comentar de ella, salvo que el Catálogo informa que se trata del "oratorio de la Virgen de la Concepción", sin que se pueda precisar su localización.
Es muy probable que la fachada de esta capilla-oratorio, construida a 3 kilómetros al surponiente del templo de San Pedro Denxhi, haya sido reconstruida en tiempos no muy lejanos y ello le quitó su sabor antiguo, al mismo tiempo que la alejó del modelo habitual hasta aquí. Su vano de entrada es adintelado, estrecho, y no se advierte ninguna ornamentación. El remate de la fachada, que oculta la curva de la bóveda, es de trazo recto con un escalonamiento de cuatro gradas al centro. No se observan indicios de que haya tenido muro ni cruz atrial.
Es una verdadera pena que el Catálogo de Monumentos Históricos del INAH no muestro sino sólo una fotografía, y mala, de cada uno de estos edificios. Más lamentable aún en el caso presente, en el que la capilla-oratorio abovedada parece contar con anexos o en todo caso con una vivienda con la que forma un conjunto, además de otras particularidades como el tamaño de la cruz del remate, el acceso con una cruz en la clave, y el cerramiento en forma de arco conopial. Esta construcción se levanta, según afirma el Catálogo, a cuatro kilómetros al suroriente de San Pedro Denxhi.
La última de las capillas se encuentra en ruinas. Según el Catálogo, se trata del "oratorio de Guadalupe" y está en la "parte superior de la lomita" en las inmediaciones del pueblo de Santiago Oxthoc Toxhié. A pesar de su estado, con los muros caídos hasta la mitad de su altura, el arco monolítico de entrada sigue en su lugar, sostenido por dos jambas igualmente monolíticas. No es difícil advertir que su cubierta debió ser de teja, seguramente a dos aguas.
Para finalizar, debo apuntar que este notable conjunto de capillas-oratorio de Aculco pertenece seguramente a los siglos XVIII y XIX, y que se concentran principalmente, como lo hemos visto, en los alrededores de tres de los pueblos de mayor raigambre otomí, ubicados todos en la mitad poniente del territorio municipal: La Concepción, San Pedro Denxhi y San Antonio. Estoy convencido de que no son los únicos templos de familiares de este tipo que existen en Aculco, y por ahí debe haber algunos más, ya sea en uso o convertidos en vivienda, bodega o granero. Como sea, el conjunto de capillas oratorio-otomíes es un patrimonio que merece ser conocido, difundido, estudiado y apreciado por todos nosotros.