Hace ya bastante tiempo escribí en este blog acerca de esta importante casa situada en la calle de Iturbide, que recibe su nombre por haber pertenecido hace muchos años a los dueños de la hacienda o rancho de La Loma, y en la que la tradición sitúa el nacimiento del insigne médico aculquense Fernando Altamirano Carvajal. Para leer aquel texto puedes pinchar aquí. Lamentablemente, en el tiempo transcurrido desde entonces lo atractivo de esta casa por su originalidad se ha ido diluyendo, debido a reformas en sus cubiertas y la pérdida de la decoración del pretil de su azotea, único en Aculco y que constituía uno de sus detalles más valiosos.
Vista desde el oriente, la transformación de la casa no es aparentemente, tan dramática. La observación atenta deja ver las pérdidas arquitectónicas.