En 1901, el editor Francisco Zárate Ruiz publicó un interesantísimo libro titulado Toluca antigua y moderna. Álbum descriptivo del Estado de México, dedicado principalmente, como escribe el propio editor, a describir "todas las de las mejoras que con significativa frecuencia se han venido inaugurando en el Estado, de 10 años á esta parte, [pues] llega un momento en que se hace necesaria la compilación en ordenamiento de esas noticias, para dar á conocer en conjunto la obra del Gobernante [, el general José Vicente Villada].
Por supuesto, buena parte del libro está dedicada a mostrar el "progreso, edificios y monumentos" de Toluca a principios del siglo XX, incorporando además muy buenas fotografías aunque lamentablemente mal reproducidas por el formato de la impresión. Pero también dedicó espacio a los distintos distritos en los que se dividía entonces la entidad, proporcionando información sobre su gobierno, edificios públicos, etc., y patrocinó por lo menos en parte su obra con anuncios publicitarios de negocios de todo el estado, que van desde las comunes tiendas de pueblo hasta los establecimientos industriales más modernos que existían por entonces en el Estado de México.
Entre las inserciones publicitarias resultan especialmente interesantes las que se refieren a las haciendas, pues adoptan un formato que hoy llamaríamos de "publirreportaje": al mismo tiempo, brindan información de todo tipo sobre estas fincas y promueven sus explotaciones o negocios principales. En esta ocasión, casi sin mayor comentario, queremos reproducir aquí el inserto dedicado a la Hacienda de Ñadó. Seguramente lo disfrutarán nuestros lectores, así como las fotografías -no tan claras como nos gustaría- que lo acompañan.
LABOR OMNIA VINCIT; tal fue el lema adoptado por el Sr. Guadalupe Guadarrama, propietario de las haciendas de El Jazmín y de Dolores Ñadó, ubicadas en la Municipalidad de Aculco, distrito de Jilotepec.
Colinda la primera: al O. Toxhié, al P. ancho de Muitejé, al S. Acambay, y al N. Dolores Ñadó.
Sus producciones naturales son: trigo, maíz y cebada; corte de maderas de encino y ocote; ganado vacuno y lanar. El clima en esta propiedad es frío y posee muchos manantiales, entre ellos uno de agua termal.
Por terrenos de la Hacienda que es una de las que envían carbón vegetal a la plaza de México, cruza el Ferrocarril de Cazadero a Solís, en un ramal de cuatro kilómetros.
La Hacienda de Dolores Ñadó de igual propiedad tiene como colindantes: al O. Ranchería de Fondó; al P. Hacienda de la Torre; al S. Acambay y al N. Aculco.
Hállase ubicada en la misma municipalidad que la anterior y sus productos naturales son: maíz, trigo y cebada, corte de maderas de encino y ocote; ganado vacuno y lanar.
El mismo Ferrocarril de Cazadero a Solís cruza por la hacienda en una extensión de 17 kilómetros con dirección de Norte a Sur y Poniente. Posee manantiales de agua potable en mayor número y mejores que la Hacienda del Jazmín. Dividiendo la estación del Ferrocarril y el casco de la propiedad cruza el río de Ñadó que ligado con otros desemboca en el Pánuco.
La constancia, honradez y actividad de su propietario el Sr. Guadalupe Guadarrama, han hecho que ambas fincas hayan progresado hasta llegar al estado en que se encuentran. Con la inquebrantable fe del hombre que une a una inteligencia poco común, una honradez a toda prueba, el Sr. Guadarrama ha logrado ver coronados sus esfuerzos.
En la estación que existe en la Hacienda que nos ocupa, se halla un taller mecánico perfectamente bien montado para la construcción y reparación del material rodante del Ferrocarril de Cazadero. Encuéntrase al frente de este taller el hábil mecánico Sr. Enrique Ortiz.
Si te interesa conocer más sobre la Hacienda de Ñadó, puedes adquirir el libro Ñadó, un monte, una hacienda, una historia de Javier Lara Bayón en este mismo blog.Situada la hacienda en gran parte en terreno montañoso, las vistas que se ofrecen al visitante o al viajero que cruza por el Ferrocarril, son admirables. La espesura de sus montes, la fertilidad de sus tierras y la gran cantidad de caza que puede encontrarse, hacen que las personas que el Sr. Guadarrama invita a sus propiedades, pasen ratos de verdadero placer.