En abril del año 2010, escribíamos respecto a una casa de la Plaza de la Constitución de Aculco que comenzó entonces a ser intervenida para convertirla en hotel:
La antigua casa de la Plaza de la Constitución no. 15, conocida también como casa de don José María Sánchez Silva, fue adquirida hace algunos años, después de que sus dueños anteriores vendieran a un anticuario queretano lo que era quizás su mayor atractivo: el bello y vetusto mueble de la tienda, el único que se conservaba íntegro en el pueblo. Por lo demás, la casa ya había sido muy alterada en su interior a mediados del siglo XX, y después en la década de 1980. A pesar de ello, conservaba su sobria fachada (transformada por la ridícula construcción de un nuevo portal por disposición del Ayuntamiento) y numerosos vestigios de la obra colonial y del siglo XIX. Ahora, la casa está siendo convertida en Posada Familiar, obra muy loable, pero surge la duda: ¿el proyecto cuenta con la aprobación del INAH? Yo no apostaría por ello.
Al poco tiempo quedó claro que el INAH no había aprobado el proyecto, cuando fueron colocados los sellos de clausura en las puertas de la antigua tienda (cuyo piso estaba siendo excavado para construir una cisterna), sellos que aún permanecen en su sitio. Desafortunadamente, dicho instituto no detuvo entonces lo que a mi parecer constituía un atentado mayor contra la arquitectura tradicional aculquense protegida por la ley: la sustitución de los tejados de la casa por cubiertas de lámina metálica pintada de rojo que vinieron a cambiar profundamente una de las más hermosas vistas del pueblo, la que se tiene desde el Ojo de Agua.
El hotel desde el Ojo de Agua. Nótese la cubierta metálica pintada de rojo. Fotografía de noviembre de 2010.
Detalle de uno de los sellos de suspensión del INAH. Fotografía cortesía de Víctor Victoria Posadas.
Las puertas de la antigua tienda con los sellos de suspensión del INAH. Fotografía cortesía de Víctor Victoria Posadas.
La remodelación del edificio ya ha concluido y con el nombre de Hotel Jardín abrió sus puertas en este mes de agosto de 2011. Hace unos cuantos días pude recorrer el interior del inmueble y, vistos los antecedentes que quedaron explicados en los párrafos anteriores (además de mi natural pesimismo), seguramente sorprenderá a los lectores de este blog mi opinión: el resultado es en verdad bastante afortunado.
El patio del hotel desde el cubo del zaguán.
Dos vistas más del patio
Sí, así es: entre los hoteles de Aculco no dudaría un segundo en elegir éste para hospedarme, no sólo por su limpieza y comodidad, sino por el respeto con el que fue tratada la casa: la disposición de las habitaciones, variadas en sus dimensiones y alturas, se conserva. Lo mismo varios de los entrepisos de vigas y tablones. Los pilares de piedra de la planta baja se conservaron (lo mismo que un arquito del mismo material anexo a ellas) y las de la planta alta, que creo recordar eran ya de concreto, fueron reemplazadas con esbeltos pilares de mampostería. La herrería existente, irregular de poca calidad, fue sustituida por herrería negra, sencilla y adecuada. Se renovó la madera de puertas y ventanas, dándole un acabado bastante correcto para un inmueble antiguo. El cuerpo constructivo del fondo del patio, mucho más reciente que el resto de la casa, ha quedado mejor intergado a ella al uniformar los acabados y quizá sólo habría sido conveniente ocultar ese par de columnas de concreto que lo demeritan. Incluso el viejo pozo fue destapado y hoy es completamente utilizable. En sus interiores, la casa fue pintada de un color crema muy parecido al que tuvo en alguno de los momentos de su larga existencia y del que se conservaban bastantes vestigios. Este color, además, resulta correcto para el tipo de inmueble histórico del que estamos hablando (si bien contrasta con el blanco uniforme del pueblo). Discretas plaquitas de talavera señalan el nombre de cada habitación: Arroyozarco, Ñadó, Toxhié... El patio, que tenía por pavimento una confusión de antiguos empedrados, lajas y, sobre todo, cemento, recibió un piso uniforme de cantera que presta una agradable y ligera nota de color.
Detalle de los corredores de la planta alta del hotel. Nótese que se colocaron varias hiladas de teja, en un posible esfuerzo por mejorar el aspecto de la cubierta de lámina.
¿Negritos en el arroz? Los hay, y bastante serios: En primer lugar, la sustitución de los tejados tradicionales por lámina metálica, que nunca debió ser permitida ni por el Ayuntamiento ni por el INAH y cuya apariencia disonante por lo menos debería mitigarse. En segundo lugar, el antiguo corral de la casa fue rellenado para que no resultara tan pronunciado el desnivel con el resto de la casa, lo que en sí mismo no es criticable pero esta acción resultó en tres importantes problemas: a) la fachada de casa hacia la calle Corregidora está siendo atacada por la humedad, lo que amenaza su conservación; b) para desaguar el patio, se abrieron tres grandes agujeros con tubos de cemento que maltratan severamente el aspecto de esa misma calle, que en su sencillez es una de las más bellas y mejor conservadas de Aculco; c) la más grave: la pequeña fachada de mediados del siglo XVIII que constituía la entrada trasera de la casa (de la que ya hemos hablado antes en este blog) se está literalmente deshaciendo por efecto de la humedad. Dicha portada, aunque no perteneció originalmente a este inmueble, es un vestigio de muchísimo valor que no debería perderse por simple descuido. Ya que no es éste su sitio original, ninguna pérdida habría si el propietario, con buen sentido y si no existe otra opción, la retira de ese sitio y la coloca en el interior. Ojalá así lo haga y la casa conserve una de sus mayores joyas.
En el piso superior, el restaurante del hotel, que goza de una magnífica vista del valle que se extiende entre Aculco y Gunyó.
Placa que nombra una de las habitaciones.
Antiguo corral de la casa, rellenado y transformado en jardín.
Los nuevos desagües de la casa hacia la calle Corregidora. Uno de las deficiencias de la remodelación.
El muro antes de ser perforado por los desagües de concreto.
La portadita de hacia 1750 que mira hacia la calle Corregidora. Nótense las filtraciones y la humedad presente en el muro a causa de la elevación del nivel interior.
Detalle del deterioro de la jamba derecha de la portada.
Si quieres ver cuál era la apariencia de esta portada hasta hace unos meses, pincha aquí.
Si quieres ver algunas fotos del aspecto original del interior de la casa que ahora ocupa el Hotel Jardín, pincha aquí y busca el subtítulo "LA INCÓGNITA".
Si quieres ver cómo se transformaron las cubiertas de esta casa, reemplazando la teja por lámina, pincha aquí.
ACTUALIZACIÓN: 6 DE DICIEMBRE DE 2011
Compárese la primera foto de este post con ésta, tomada hace unos días. Como es fácil observar, la tercera ventana de izquierda a derecha ha sido convertida en puerta para acceder al techo del portal y para ello se ha elevado su dintel, perdiéndose la uniformidad de esta área del edificio, ya muy maltrecha en su sentido original debido a la construcción del portal en 2008.
Contra leyes, declaratorias, discursos, sentido común y demás, Aculco no deja de transformarse... para mal.