jueves, 6 de mayo de 2010

San José

El rancho de San José.

Al otro lado del valle que se forma al pie del altozano en el que se sitúa Aculco -aquellas "fértiles vegas" de las que hablara fray Agustín de Vetancurt al escribir sobre el pueblo en 1697- se encuentran la casa y capilla del rancho de San José. Ninguna noticia cierta he podido encontrar sobre su origen. Por la poca distancia que lo separa de Aculco, debió formar parte de las tierras de su fundo legal (es decir, los terrenos que rodeaban a un pueblo y desde su fundación eran cedidos a sus habitantes para su disfrute común). De ser así, habría pasado en la segunda mitad del siglo XIX -como otras muchas parcelas aledañas- a ser propiedad privada al ser distribuidas las llamadas "tierras de común repartimiento". Posiblemente fue así como llegó a manos de don Santiago Lozano, que lo poseía a principios del siglo XX.

Vista general de San José, desde Aculco.

Don Santiago Lozano fue un aculquense destacado, presidente municipal en 1901, 1909, 1910 y 1923. Hombre emprendedor, instaló a su costa el servicio telefónico entre Aculco y la estación de la hacienda de Cofradía del ferrocarril Cazadero-Solís hacia 1900. Fallecio en septiembre de 1927 a causa de un accidente de este mismo tren, que se descarriló en el puente Taxhié, cerca de Polotitlán.

Sin duda, fue el mismo don Santiago quien dio su aspecto actual a la casa del rancho de San José. Esta finca se asienta en una loma con pendiente hacia el sur y se encuentra rodeada de un muro perimetral de piedra blanca de Aculco que encierra una superficie de unos 3,500 metros cuadrados. Todo su perímetro carece de vanos excepto hacia el sur, en dirección a Aculco, donde se encuentra su entrada principal. Esta entrada seguramente tuvo algún interés arquitectónico, pero lo perdió al ser ensanchada mediante la simple demolición de sus jambas, dejándose con la apariencia ruinosa que vemos en las fotografías.

Muro perimetral y granero.

Al interior de sus muros destacan dos construcciones con casi las mismas dimensiones: un granero que se yergue hacia la parte oriente y una capilla hacia el poniente. Entre ellos se levantan diversas dependencias menores bastante deterioradas: la casa habitación, corrales, gallineros, caballerizas, etcétera. El granero, de una sola nave y orientado de norte a sur, estuvo cubierto con armaduras de madera y teja casi enteramente perdidas en su mitad poniente. Su interior era iluminado por una serie de ventanas rectangulares con dinteles de madera y cerradas por fuertes rejas. Según puede deducirse de sus paramentos de piedra, se formó posiblemente por el adosamiento de un cuerpo simétrico a una vieja troje de la mitad de ancho, con tejado a un agua.

Capilla del rancho de San José

Al otro extremo del recinto se levanta el elemento más interesante del rancho de San José: la capilla en la que se venera a este santo, mucho mejor conservada que el resto de la propiedad y que sirve prestando sus servicios a los vecinos. Quizás fue en su origen un granero como el descrito, ya que sus dimensiones generales, muros, tipo de cubierta y ventanas son equivalentes. La planta de la capilla es pues, también de una sola nave, aunque un par de cuartillos de teja adosados a ambos lados de la fachada (según parece, una sacristía y un bautisterio) le acercan a la forma de una cruz latina -más bien una T-.

Muro perimetral y fachada este de la capilla.

La fachada principal está formada por un arco de cantera rosa que forma un pequeño nártex, solución arquitectónica sin precedentes en esta zona. Al fondo del nártex se abre la portada de cantera rosa y cerramiento ochavado. Por encima del nártex se encuentra el coro de la capilla, que se ilumina con un par de ventanas de cantera rosa, cerramiento curvo y repisón corrido que se abren hacia la fachada principal. Entre las dos ventanas se encuentra una lápida de cantera en la que probablemente se encuentra registrado el año de construcción, aunque no resulta distinguible visto desde el nivel del suelo. Por encima se desplanta la espadaña con dos huecos para campanas ochavados y enmarcados en cantera. En el punto más alto se levanta una sencilla cruz y sobre los campanarios un par de pebeteros de barro muy parecidos a los de la torre del reloj (de 1904) en el centro de Aculco. En tiempos modernos se construyó un antiestético "balcón" de fierro que une ambos campanarios, que bien pudo haberse edificado en la parte posterior de la espadaña.

Muro perimetral y fachada oeste de la capilla.

Toda esta fachada muestra sus muros de mampostería de piedra blanca, con excepción de la parte central de la espadaña que se halla cubierta de aplanados y pintada. Da la impresión de que existió ahí alguna clase de ornamentación -un relieve, una hornacina, alguna pintura mural- que quizá fue destruida o permanece oculta tras el enlucido. Al frente de la capilla se bardó un pequeño espacio para hacer las veces de atrio, pero mientras los muros laterales se rematan en un simple lomo de toro, la parte frontal, que pertenece a otra etapa constructiva, muestra un remate mixtilíneo con arcos invertidos inspirado en el muro atrial de la parroquia.

Después de ser propiedad de don Santiago Lozano, el rancho de San José llegó a mediados del siglo XX a las manos de don Alfonso Díaz y en la década de 1980 fue vendida al mismo gupo de inversionistas que compró a don Alfonso otras importantes propiedades en esta zona, como el Molino Viejo y La Huerta. Desde entonces casi toda la propiedad, con la notable excepción de la capilla, ha ido cayendo en el abandono, del que no sabemos si se recuperará algún día.

La hermosa vista de Aculco desde el rancho de San José.

Agradezco las fotografías a Víctor Manuel Lara Bayón.


ACTUALIZACIÓN, 19/09/2011

La tarjeta de recuerdo de la bendición de la capilla de San José en 1922, hace 89 años:


ACTUALIZACIÓN, 22 de marzo de 2014:

Aquí, una serie de fotografías procedentes del Catálogo de Monumentos Históricos del INAH que muestra algunos detalles interesantes del interior y exterior del rancho de San José como estaba en la década de 1990: