El 16 de agosto de 2007, como consecuencia de la denuncia presentada ¡un mes antes! por la destrucción de los Lavaderos Públicos de Aculco, se llevó a cabo una inspección que resultó sumamente desfavorable para el Ayuntamiento pues confirmaba la denunciado: se había destruido el monumento histórico.
Después vinieron las componendas presuntamente ilegales entre el Ayuntamiento y el Centro INAH Estado de México, que le permitieron continuar su lamentable obra. Extrañado por este giro de los sucesos, solicité a través del Instituto de Acceso a la Información (IFAI) copia de aquel primer informe que debió levantarse en la inspección que yo presencié. Me lo negaron. El INAH afirmó que, simplemente, "no existía". Con ello, el Centro INAH Estado de México intentaba ocultar su lamentable posterior actuación, en la que contravino todas y cada una de las recomendaciones expresadas en este primer informe.
Pero el documento sí existe y afortunadamente pude obtenerlo por otros medios. Lo presento ahora aquí, junto con las fotografías que lo acompañan, como prueba de que el Ayuntamiento destruyó los Lavaderos Públicos de Aculco y que el Centro INAH Estado de México se lo permitió negligente o... ¿corruptamente?
México, D. F., 20 de agosto de 2007
ASUNTO: Informe de la inspección
Municipio de Aculco, México.
LIC. HÉCTOR MARTÍNEZ SÁNCHEZ
RESPONSABLE DEL CENTRO INAH
ESTADO DE MÉXICO
A continuación presento el informe de la comisión (oficio no. 401-725-2/2048/2007) “para realizar una visita de inspección en predio conocido como Ojo de Agua, localizado en la cabecera municipal de Aculco, Estado de México, a fin de verificar si hay destrucción de vestigios arqueológicos, para atender denuncia del ingeniero Javier Lara Bayón.”
Informe:
Realicé la visita el jueves 16 de julio (sic pro agosto) de 2007 en compañía del ingeniero Javier Lara Bayón.
Los trabajos consisten en la remodelación de los lavaderos públicos. Este inmueble fue construido en el siglo XIX como lo señala una lápida en la que se apunta “AYUNTAMIENTO DE 1884”. No obstante que existe este registro, el edificio no está reconocido en el Catálogo de monumentos históricos de Aculco.
Años más tarde, en 1921, hubo una remodelación que fue registrada en una lápida en la que se inscribe “CON FONDOS MPALES EL H AYUNTAMIENTO DE 1921”. Ésta última fue removida de su sitio original y en el momento de la vista se encontraba en el área donde se acumula el escombro. Asimismo, presenta huellas de afectación de la cantera producidas por el desprendimiento de su lugar original.
En los años setenta, hubo otros cambios como resultado del Programa de Remodelación de Pueblos del Estado de México realizado por el gobernador Carlos Hank González. En esta época se la obra se orientó a cambios en la fachada del edificio, se eliminó una barda y se colocó una pequeña fuente; también se remozó la placita que se encuentra anexa a los lavaderos.
Lápidas con inscripciones que marcan fechas de construcción o remodelaciones.
Fachada remodelada en la década de los setenta
Los lavaderos están dispuestos en un espacio rectangular semisubterráneo, se distribuyen de manera longitudinal directamente sobre un piso de losetas de barro. Al centro se encuentra una pileta que se alimenta de un manantial. A los costados de las series de lavaderos se encontraban canales de desagüe que permitían el desalojo del agua empleada en el proceso de lavado, de tal forma que ésta se desalojaba sin contaminar el agua del manantial. El techo estaba formado por una cubierta de dos aguas, cuya estructura de soporte fue, originalmente, de madera, pero en las remodelaciones fue cambiando por trabes de concreto. El edificio tiene un acceso frontal –que da directamente a la calle– y dos laterales –hacia una pequeña plaza. En los tres se utilizan escalinatas ya que se encuentran en un nivel más bajo que la calle.
Los lavaderos forman parte de un complejo hidráulico que permitía el aprovechamiento del agua del manantial para abastecer mediante sistemas de canales una alberca y unos baños.
Con los trabajos de la actual administración municipal se han destruido elementos arquitectónicos del inmueble original. Las afectaciones consisten en lo siguiente:
- Se desmanteló el techo de teja y actualmente el inmueble se encuentra sin cubierta.
- Hay remodelaciones en las bardas, se eliminaron los aplanados y se colocó un rejoneado que no corresponde a la arquitectura tradicional de Aculco.
- En la sección del fondo se eliminaron los lavaderos y el piso de losetas de barro.
- La mayor parte de los lavaderos que se conservan in situ tienen afectaciones (desportilladuras)
- Las escalinatas que conducen a la plaza anexa también presentan deterioros.
- Actualmente los trabajos consisten en rebajar las juntas del interior de la barda frontal para colocar las rajuelas.
Situación actual del inmueble
Detalle del rajueleado
Detalle del piso original
Area donde fueron levantados los pisos y lavaderos
Detalle de afectación de los lavaderos
Detalle de afectación de la escalera
Otro aspecto que debo resaltar es que la construcción es un complejo hidráulico que incluye dos canales laterales que servían para el desalojo de las aguas jabonosas (ver esquema de distribución), actualmente estos canales no están visibles, no sé si sólo están cubiertos o bien fueron eliminados.
Evidentemente, el edificio ha sido severamente alterado. Por lo que se deben suspender los trabajos. El día de la visita tuve oportunidad de hablar con el director de Turismo municipal, Jorge Uribe Lara, a quien le informé que los trabajos que están realizando no son los adecuados para un monumento histórico; asimismo, le solicité que se recuperara y resguardara la loza con la inscripción que señala las obras de 1921 para que sea colocada nuevamente en su sitio. El señor Uribe me comentó que hace tiempo personal del CINAHEM acudió al lugar y dio algunas instrucciones para la realización de las obras. Ignoro el nombre de la persona; pero de ser así habrá un expediente en el área de monumentos históricos del CINAHEM. Independientemente de esto, es indispensable que un arquitecto realice una inspección de campo.
Ahora bien, por mi parte, considero que se trata de un edificio de gran importancia; por un lado, se trata de un monumento histórico que dadas sus complejas características técnicas tiene un alto valor patrimonial. Es, al mismo tiempo, un testimonio de la vida cotidiana que debe ser conservado con sus características originales; es decir, no debe convertirse en un espacio escenográfico como se pretende.(1) De tal forma que deben restituir el piso y respetar los lavaderos que permanecen in situ. Además, deben volverse a aplanar los muros y cubrir el
rajueleado moderno que ni corresponde a la construcción original, ni es característico de la región. En la actualidad esta técnica es un recurso empleado para dar un aspecto rústico o antiguo a las construcciones. Por otro lado, en sentido riguroso como se señala en el Diccionario de la Real Academia española y en el Diccionario de arquitectura mesoamericana, el rejoneado o rajueleado no es una técnica decorativa, su objetivo es constituir una superficie áspera para retener los aplanados.(2)
Por último, le informo que están realizando obras de construcción en el centro de la cabecera municipal por lo que se habrá de verificar el tipo de obra y la cantidad de obras que se pretenden y además si éstas concuerda con la arquitectura propia de Aculco.(3) Este municipio es de los pocos del Estado de México que conservan una buena parte de su arquitectura histórica por lo que en su Plan de desarrollo se delimitó un polígono de protección que se fundamentó tanto en, la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, como en un decreto del Gobierno del Estado, de fecha 11 de diciembre de 19804 en donde se declara a la población de Aculco como “una zona cultural artística o de especial estilo arquitectónico general inmodificable.” Por lo tanto, se deben prevenir posibles modificaciones de estas construcciones derivadas de decisiones no suficientemente meditadas sobre el impacto o las consecuencias que estas nuevas obras tendrán sobre la imagen urbana y sobre el patrimonio histórico municipal.
Atentamente
Arqlga. Beatriz Zúñiga Bárcenas
Investigadora del Centro INAH Estado de México
C.c.p. Arq. Ana Luisa Elías Moreno. Subdirectora del CINAHEM.
NOTAS
(1) Extraoficialmente, el director de Turismo me comentó que tienen contemplado sustituir las unidades de lavado por unas de cantera.
(2) Veáse en el Diccionario de la Real Academia española y en Paul Gendrop, Diccionario de arquitectura mesoamericana. México, Trillas, 1997.
Rejonear. Colocar piedrecillas, en general de tezontle, en las juntas y, a veces en muros de adobe, para constituir una superficie áspera que retenga los enlucidos.
Rajuela. Piedra delgada y sin labrar que se emplea en obras de poca importancia para cuñar juntas o reparar grietas.
Rajuelear acción de meter rajuelas en muros, pavimentos, etcétera.
(3) El Ayuntamiento cuenta con recursos del gobierno estatal para realizar obras de remodelación debido a que el municipio de Aculco está integrado en el programa de Pueblos con encanto del bicentenario.
(4) Fue emitido en la Gaceta Oficial del Estado de México, Decreto no. 299, 11 de diciembre de 1980, citado en el documento del Plan de desarrollo municipal de Aculco, p. 117-118.
jueves, 2 de octubre de 2008
El claustro desollado
En la actualidad, el gusto estético predominante aprecia mucho que los edificios construidos en piedra muestren este material en su apariencia natural. Incluso, muchos consideran que el enlucido o las lechadas de cal, blanca o de colores, aplicados sobre muros de piedra, es un indicio de remodelaciones posteriores a la construcción original de un edificio antiguo y que en casos de restauración deben retirarse.
Sin embargo no es así: nuestros edificios coloniales estaban pintados en su época, a veces incluso con colores que hoy nos parecen chocantes. Aún los labrados de piedra más delicados se hallaban cubiertos con una delgada capa de pintura de cal. Esa coloración, esa forma de cubrir la piedra, son parte de su originalidad y deben en lo posible ser preservados. Un notable estudio sobre los acabados en los monumentos virreinales, escrito por David Charles Wright Carr puede leerse en "Los acabados de los monumentos novohispanos y la petrofilia al final del siglo XX".
Hace pocos meses, presenciamos un lamentable caso de la tendencia de "desollar" los edificios antiguos y dejar la piedra visible cuando el Ayuntamiento de Aculco dejó el interior del Ojo de Agua con esa apariencia ajena a su verdadera concepción. Pero hoy hablaremos de un caso más antiguo: el desollamiento del claustro del antiguo convento, realizado por los frailes agustinos recoletos durante su estancia al frente de la parroquia, entre 1951 y 1964.
En esta fotografía, puede verse el claustro cuando sus muros estaban aún cubiertos de aplanados tradicionales de cal y arena, y sobre ellos un diseño que simulaba sillares realizado en dos tonos. Los muros del fondo también contaban con una decoración parecida, aunque en este caso las falsas juntas de los sillares no están alineadas sino alternadas, de manera más realista.
Dos imágenes más del claustro en la década de 1950, con su decoración original.
Esta fotografía de la Plaza Alta de la ciudad de Badajoz, en Extremadura, España, nos permite apreciar en todo su restaurado esplendor un tipo de decoración semejante a la que tuvo el claustro del convento de Aculco.
El claustro en la actualidad. Sus muros exteriores han sido desollados, mostrando una mampostería irregular de piedra blanca y ladrillo que no fue edificada con el fin de mostrarse a la vista. Otras modificaciones posteriores, como el rejunteo con cemento de las dovelas de algunos arcos y la reforma con ladrillos de tres pilares de la planta baja, complementan su imagen hoy en día, muy distinta del acabado que sus constructores quisieron darle en su origen.
Sin embargo no es así: nuestros edificios coloniales estaban pintados en su época, a veces incluso con colores que hoy nos parecen chocantes. Aún los labrados de piedra más delicados se hallaban cubiertos con una delgada capa de pintura de cal. Esa coloración, esa forma de cubrir la piedra, son parte de su originalidad y deben en lo posible ser preservados. Un notable estudio sobre los acabados en los monumentos virreinales, escrito por David Charles Wright Carr puede leerse en "Los acabados de los monumentos novohispanos y la petrofilia al final del siglo XX".
Hace pocos meses, presenciamos un lamentable caso de la tendencia de "desollar" los edificios antiguos y dejar la piedra visible cuando el Ayuntamiento de Aculco dejó el interior del Ojo de Agua con esa apariencia ajena a su verdadera concepción. Pero hoy hablaremos de un caso más antiguo: el desollamiento del claustro del antiguo convento, realizado por los frailes agustinos recoletos durante su estancia al frente de la parroquia, entre 1951 y 1964.
En esta fotografía, puede verse el claustro cuando sus muros estaban aún cubiertos de aplanados tradicionales de cal y arena, y sobre ellos un diseño que simulaba sillares realizado en dos tonos. Los muros del fondo también contaban con una decoración parecida, aunque en este caso las falsas juntas de los sillares no están alineadas sino alternadas, de manera más realista.
Dos imágenes más del claustro en la década de 1950, con su decoración original.
Esta fotografía de la Plaza Alta de la ciudad de Badajoz, en Extremadura, España, nos permite apreciar en todo su restaurado esplendor un tipo de decoración semejante a la que tuvo el claustro del convento de Aculco.
El claustro en la actualidad. Sus muros exteriores han sido desollados, mostrando una mampostería irregular de piedra blanca y ladrillo que no fue edificada con el fin de mostrarse a la vista. Otras modificaciones posteriores, como el rejunteo con cemento de las dovelas de algunos arcos y la reforma con ladrillos de tres pilares de la planta baja, complementan su imagen hoy en día, muy distinta del acabado que sus constructores quisieron darle en su origen.